miércoles, 27 de junio de 2007

Tu cruel placer (2006)




Te dije que no podía confiar, te dije que no quería sufrir. Tu me dijiste que todo estaría bién, me hiciste creer. Insististe en que te amara, en que te diera toda mi alma, mi sangre, mi espíritu. Yo confié en tí, en tus ojos japoneses, en tu sonrisa de niña, en tu voz dulce. Esta noche me llamas, yo estaba tranquilo, cansado, contento. Había pensado en tí todo el día, con ilusión, con amor hice mil planes dando por hecho el amor que tú me habías declarado. Me llamas, me dices que soy patético, que realmente entre tú y yo nunca hubo nada, que esa no eras tú. Me pregunto ¿Quién habrá sido ella entonces? ¿Donde está? Miles de veces hiciste pausas en tus palabras, orillándome a llorarte, a rogarte, no lo hice, utilizaste palabras ofensivas, deseabas que te agrediera, tampoco lo hice, no te dí ni siquiera ese placer. La vida es un circo, me tiraste a los leones para escuchar mis gritos y ver mi sangre embarrar el mármol de tu coliseo. No lloré, no grité, dejé que tus leones me despedazaran con el estoicismo de los antiguos mártires. Me destrozaste, sí, pero no te dí el placer que buscabas, no te alimenté con mi dolor.

¡Ave Lala! El que vá a morir te saluda.

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